23 de agosto de 2011

Contextualización del Evangelio

Algunas veces nos hemos encontrado con misioneros en los cuales llevan cinco o diez años trabajando entre una tribu y algunos se preguntarán, ¿tanto tiempo y no hay una iglesia? en otros casos el misionero lleva quince años y hay una iglesia y algunos comentan, ¿tantos años y hasta ahora es que hay una iglesia entre esa tribu? Bueno, la verdad es que si deseamos que la Palabra de Dios y el pueblo se mantenga, se requiere que los nuevos creyentes se mantengan alimentándose de la Biblia y, ¿cómo podrán recibir este alimento si no pueden leer las Escrituras? El trabajo de misionero entre una cultura diferente a la nuestra es un proceso a largo plazo, ya que se requiere aprender el idioma y la cultura de las personas nativas para que no se genere un sincretismo, es decir, una mezcla de creencias al momento de enseñar la Biblia También se requiere un proceso de alfabetización, ¿para qué? para que ellos así mismo puedan leer las Escrituras y también puedan hacer sus notas, o... ¿cómo hacen los pastores en nuestra cultura? Ellos necesitan leer la Palabra y hacer sus notas para dar el sermón, para alimentarse a diario, para dar consejos, y esto mismo es lo que debe suceder entre la iglesias tribales. Todo esto se requiere para dar el trabajo de contextualización de la Biblia, se requiere que ésta carta de parte de Nuestro Dios sea entendible también a ellos, sin que cambie su escencia.

La página obrerofiel.com ofrece un artículo muy interesante acerca de este tema y no quise extenderme mucho para que así ustedes lo lean. 


Muchas gracias y lo más importante es que el nombre del Señor sea extendido por toda la tierra, para que así toda lengua, tribu y nación se arrodille y le exhalte. (Ap. 5:9)
 

2 de agosto de 2011

¿Quién va?

"Nosotros damos a conocer a Cristo a todos, aconsejándoles y enseñándoles con toda la sabiduría que Dios nos da, pues queremos presentarlos a todos ante Dios espiritualmente maduros en Cristo." Col. 1:28 (PDT)

 

Como creyentes debemos presentar a los hombres las buenas noticias de la Salvación, contar al mundo de las maravillas de Dios, pero esto no termina aquí, así como un padre se hace responsable de sus hijos, de la misma manera nosotros debemos hacernos responsables de las personas a quienes hemos entregado el mensaje del Evangelio, para que sean guiados y vayan en el proceso de la madurez espiritual, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre. No es una labor de un poco de tiempo, en esto consiste el discipulado, nuestra misión. Dios quiere que vayamos y hagamos discípulos (Mt. 28.19), es decir que les enseñemos lo que dice la Palabra pero modelando con nuestra vida. ¡Que gran reto! Pero por la gracia del Señor contamos con Su gran y preciosa ayuda. Hermanos creyentes, ¡adelante! para que Su nombre sea glorificado en toda la Tierra.